Cito un texto del libro La inutilidad del sufrimiento, de Mª Jesús Álava Reyes:
"¿Qué adelantamos machacándonos al comprobar que la vida es injusta, que hay niños que siguen sufriendo hambre y calamidades, personas que padecen regímenes dictatoriales, jefes que actúan como si no tuvieran sentimientos, trabajadores que pretenden escalar posiciones pisando a sus compañeros...?
¿No será mejor que canalicemos nuestras energías en aquellas acciones que relamente estén en nuestro campo de actuación?
Seguramente no podremos luchar contra los intereses de determinados gobiernos o multinacionales, pero quizá podamos contribuir a paliar al menos una pequeña parte de los efectos que ocasionan. No se trata de ser insensibles, todo lo contrario, sino de ser eficaces y, como digo con frecuencia, cuando comprendemos que no somos dioses, actuamos con racionalidad y con todo el empeño para el que nuestra sensiblilidad nos faculta."
Ésto lo he apuntado en mi libretita para leerlo todos los días. Primero hay que cuidarse uno mismo y si es posible y razonable, y se nos presenta la oportunidad, ayudaremos a los demás. Pero mal vamos a ayudar a nadie si no podemos con nosotros mismos.
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